Este icónico carrito de churros está abriendo un nuevo local | Tucsón | tucson.com

2022-08-08 06:58:14 By : Ms. Ailsa Zhang

Estos churros son una fusión hispano-mexicana: se usa una antigua receta española pero se le agregan ingredientes mexicanos como canela, azúcar y cajeta.

Los churros son una herencia muy especial que ha recibido Rick “Ricky” Pintor.

Él se refiere a sus churros como una fusión hispano-mexicana porque los hace con una receta española de antaño, pero están espolvoreados con canela y azúcar, un invento mexicano. Ricky es un churrero de tercera generación.

Ricky habla de la receta de su abuelo como una joya de la corona: algo que pasará su vida dando a conocer y protegiendo. Cuando invoca las palabras sagradas, me imagino que ha de escribirse con mayúsculas: La Receta.

El camión de comida de Ricky, Just Churros, está próximo a abrir una tienda tradicional que venderá churros frescos junto con café, helado y champurrado en Oracle Wetmore Shopping Center, 4380 N. Oracle Road. La inauguración está prevista para el 31 de agosto, cuando cumple su décimo aniversario.

El hito, sin embargo, es algo engañoso: el linaje del camión se remonta a 1981, cuando su abuelo, su Tata, comenzó a vender sus churros en Douglas.

El Tata Modesto de Ricky Pintor abrió el camión original de Los Churros en 1981.

“Seguía la feria”, recuerda Ricky. “Tenía una buena relación con la Feria del Condado Cochise”.

Si bien Ricky ya ha dado los toques finales a La Receta, aquí es donde todo comienza: en el tráiler rojo y dorado de Just Churros. Ricky adaptó sus imágenes icónicas en un camión de comida que quizás hayas notado en algún lugar alrededor de la ciudad.

“Originalmente, mi abuelo vendía churros. Y de ahí sacamos el nombre, porque eso es todo lo que iba a vender. Solo churros”, dijo.

Aunque Ricky nació y se crió en Tucsón, pasó un tiempo de formación en Douglas, visitando a su Tata y ayudando en lo que podía.

Rick (a la derecha) y Ricky (a la izquierda) Pintor son la segunda y tercera generación de churreros de la familia Pintor.

“Mi Tata me daba 20 dólares y yo me iba para los juegos de la feria a hacer que los niños se interesaran en los churros”, dijo Ricky. “Me sorprendiá lo largas que eran las filas para probar sus churros”.

Modesto y Rick Pintor, las dos primeras generaciones de Just Churros, están en el extremo izquierdo y derecho de la foto, respectivamente. La imagen hace parte del legado que Ricky, su nieto, espera dejar en la tienda tradicional, que decorará con fotos familiares.

Cuando se le pregunta qué hace que sus churros sean únicos, Ricky responde: “Sé que esto es un cliché, pero...” —su voz cambia de registro, convirtiéndose en una persona encantadoramente zalamera— “...me encantan”.

Su padre murió meses antes de que el COVID cambiara el mundo: en ese momento, padre e hijo tenían planes para abrir el negocio, ya que esperaban la jubilación de su papá. Su Tata murió el pasado mes de junio. “Está allá arriba haciendo churros en el cielo”, dice Ricky.

Ricky se involucró por primera vez en el negocio de los churros cuando necesitaba ganar algo de dinero. Hoy recuerda las largas filas de asistentes a la feria que esperaban los churros de su Tata y eso lo inspiró para traer el negocio a Tucsón.

Ricky comenzó a operar en la cajuela de su carro. Iba a Douglas todos los fines de semana y hacía churros con su Tata en el patio trasero de su casa. Luego llevaba los churros a la Cuarta Avenida en Tucsón, donde los ofrecía en algunos negocios. “Hubo un tiempo en que vender cinco bolsas era un buen día”, dijo.

Eventualmente, Ricky obtuvo suficientes seguidores para abrir un camión de comida. Lo equipó a la medida con una freidora y con la máquina de churros que su Tata hizo a mano. La máquina es responsable de darle la forma a la masa, esa forma prolongada de estrella.

“En México, la gente usa todo su cuerpo, para lograr la forma del churro”, dice Ricky. El proceso es agotador y los ralentiza. Su abuelo, en cambio, pudo escalar, hacer tantos churros frescos por encargo como quisiera, gracias a la máquina que construyó él mismo a mano; en cierto modo, sus manos siguen presentes dándoles hoy forma a los churros.

Ricky dice que tuvo su gran oportunidad cuando el propietario de El Güero Canelo, un local tradicional en Tucsón, Daniel Contreras, probó sus churros en la feria de la Cuarta Avenida. Amaba tanto los churros que invitó a Ricky a instalar el carrito de churros afuera de su restaurante.

El icónico carrito rojo y dorado Just Churros es un homenaje a los churros de su tata Modesto Pintor.

Si bien Ricky evitó compartir detalles sobre La Receta, la base de los churros al estilo español es una variación de la pasta choux. Pero como deben hacerse con agua hirviendo, las temperaturas y la humedad pueden afectar dramáticamente la consistencia de la masa.

Uno de los mayores desafíos de Ricky para dominar La Receta fue percibir los cambios que deben observarse cuando es temporada de monzones y la masa retiene más humedad, o cuando hace frío y el agua se enfría demasiado rápido.

Una ventaja crucial de hacerlos en un local construido con ladrillo y cemento es la protección contra los elementos. Con el camión de comida, los fuertes vientos pueden obligar a Ricky a cancelar una salida. El clima variable obliga a Ricky a improvisar adaptando La Receta.

El aire acondicionado, sin embargo, elimina esas inconsistencias. Cuando un producto es tan simple, es vital hacerlo bien cada vez. Ricky presta mucha atención a la textura y espera a que la masa emita cierto sonido en la mezcla. “A veces le hablo mientras lo mezclo, ja ja ja”, me escribió en un correo electrónico.

“El verano puede ser muy caliente para los churros”, dice Ricky. Así que le añadió helado y la adaptación explotó.

Mientras Ricky se prepara para abrir la churrería tradicional, el camión de comida seguirá haciendo apariciones limitadas para eventos y está disponible para catering.

Y sobre lo que está por venir, nadie está más entusiasmado con el próximo café que los niños de Ricky, de 3 y 5 años. Ya están emocionados de contribuir al legado de Pintor.

“Sería increíble convertirnos en un lugar de destino para las personas que vienen a Tucsón”, dijo Ricky. “Me gustaría eso para Tucsón, y para este legado, las dos generaciones anteriores a mí que han pasado. Tengo una esposa y dos hijos”.

Ricky asegura que en su familia están tan entusiasmados como él de abrir un local. “Ya están listos para ir a trabajar. Quieren ser parte de la experiencia, continuar con el legado”.

La fila afuera de Just Churros en un evento en el Campus de la Universidad de Arizona

Ubicación: Oracle Wetmore Shopping Center, 4380 N. Oracle Road

Horas: Desde el mediodía hasta las 10 p.m. De martes a sábado, comenzando el 31 de agosto.

Precio: En el cambión, una bolsa mediana de siete churros cuesta $8.

Para más información y para enterarte de las ubicaciones en donde estará el camión, visita sus redes sociales: https://www.facebook.com/JustChurros o https://www.instagram.com/justchurros.

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Estos churros son una fusión hispano-mexicana: se usa una antigua receta española pero se le agregan ingredientes mexicanos como canela, azúcar y cajeta.

El Tata Modesto de Ricky Pintor abrió el camión original de Los Churros en 1981.

Rick (a la derecha) y Ricky (a la izquierda) Pintor son la segunda y tercera generación de churreros de la familia Pintor.

Modesto y Rick Pintor, las dos primeras generaciones de Just Churros, están en el extremo izquierdo y derecho de la foto, respectivamente. La imagen hace parte del legado que Ricky, su nieto, espera dejar en la tienda tradicional, que decorará con fotos familiares.

El icónico carrito rojo y dorado Just Churros es un homenaje a los churros de su tata Modesto Pintor.

“El verano puede ser muy caliente para los churros”, dice Ricky. Así que le añadió helado y la adaptación explotó.

La fila afuera de Just Churros en un evento en el Campus de la Universidad de Arizona

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