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Acopio de abonos en una nave del polígono portuario. / p.g-T.

Se dice pronto. 13 días han pasado desde el inicio de la huelga de transporte, una huelga que es un china en el zapato para las empresas más sólidas de la provincia, que ven cómo las protestas y los piquetes han afectado a la rentabilidad de sus cajas. Desabastecimiento de ciertos productos en los supermercados y algunos establecimientos hosteleros, colapso en los almacenes, dificultad para dar salida a la leche en la industria láctea, destrucción de productos frescos de los ganaderos, caída en la facturación de los polígonos, crisis de suministros, parálisis en el sector de la construcción y un sinfín de quebraderos de cabeza para los consumidores y empresarios. No hay sector que haya salido indemne.

Algunos, como los grandes supermercados y plataformas, entre ellas MercaGranada, recuperan poco a poco la normalidad, mientras que otras empresas comienzan a sufrir con intensidad las consecuencias del parón.

La huelga pasó desapercibida para el puerto de Motril durante los primeros días. Sin embargo, después de casi dos semanas de bloqueo parcial de camiones ya notan las consecuencias.

El presidente de la Autoridad Portuaria, José García Fuentes, explica que ha descendido el número de barcos que llegan a la dársena. «Se están produciendo retrasos en el envío de material y disminuyen los tráficos, aunque, de momento, no de manera significativa ni hay colapso como en otros puertos españoles», apunta.

Las importaciones y exportaciones de mercancías se resienten, especialmente en los abonos y graneles sólidos. Los graneles líquidos, entre ellos la melaza o el alcohol, que se suelen importar para la creación de ron, marchan con regularidad, ya que se consideran de primera necesidad y los camiones que se hacen cargo de estas mercancías suelen estar escoltados por la Guardia Civil.

Además, la guerra en Ucrania también ha perjudicado al tráfico marítimo en la dársena. «No es significativo por la cantidad de rutas y mercancía que operamos, pero parte de las palas eólicas iban con destino a Ucrania y se importaba también algunos graneles sólidos», reitera García Fuentes.

David Iglesias, director de Transgranada, manifiesta que han llegado al 80% de su capacidad de almacenamiento.La plataforma logística opera en el puerto de Motril desde el inicio de la década de los 2000. La empresa cuenta con 20.000 metros cuadrados en concesiones, 15.000 metros cuadrados en naves cubiertas y una terminal de graneles líquidos con capacidad para 25.000 metros cúbicos. La empresa, que interviene en el almacenamiento, sufre en sus propias carnes el parón de transporte. En las últimas dos semanas ha descendido un 90% la salida de graneles sólidos, abonos que distribuyen a negocios locales y grandes multinacionales.

«Ahora que está lloviendo es fundamental que el abono llegue a los productores para que la próxima campaña del olivar no se frustre. Nos encontramos con un atasco de barcos y la paralización de nuestra actividad porque no podemos dar salida a los graneles. Hemos dejado de envasar para evitar que el producto se endurezca y hacemos acopio de lo que llega dentro de la nave», cuenta.

Decenas de camioneros granadinos hicieron, una vez más, carretera por la noche para manifestarse en Madrid en una marcha lenta hasta el Ministerio de Transportes. Pese al acuerdo entre el Gobierno y el Comité Nacional de Transportes por Carretera (CNTC) para poner en marcha un paquete de ayudas por valor de 1.050 millones de euros y hacer frente a la crisis energética, la Plataforma Nacional en Defensa del Transporte, la organizadora de los paros en el sector, ha decidido prolongar las protestas que en los últimos doce días han puesto en serios apuros la cadena de suministros del país. Ayer, mantuvieron un encuentro con la ministra en el que solicitaron que bajara el precio del combustible 60 céntimos tras el anuncio de que se bonificarán 20 céntimos por litro. Los transportistas granadinos advierten que las reivindicaciones del sector, el paro y las marchas lentas continuarán en la provincia hasta que se alcance un acuerdo satisfactorio.

Sacos y sacos de fertilizante apilados en el interior de las instalaciones, junto a montañas de graneles sólidos, tapadas con lonas, esperan la llegada de los camiones.

Hasta 5 toneladas se acumulan sin envasar y otras dos toneladas a buen recaudo en sus bolsas. Iglesias urge al Gobierno a solventar el conflicto con los transportistas para poder retomar la actividad, evitando así un daño en cascada a todos los sectores económicos. «Si no se alcanzan buenas soluciones, dentro de 20 días o un mes tendremos las naves saturadas. Estamos haciendo tetris con nuestras instalaciones», destaca.

En la misma línea, Francisco Lorenzo, gerente de Terminal Marítima Granada y Motril Shipping, encargadas en la consignación de buques mercantes, manifiesta que los camiones llegan a puerto a «cuentagotas». La exportación e importación de minerales, biomasa, cemento o abono se han visto comprometidas. En total, 45.000 toneladas de graneles sólidos, 4.000 toneladas de mercancía general y 5.000 de graneles líquidos esperan en los muelles para poder seguir su destino. «La huelga retrasa un mes de trabajo. Hemos dejado de recibir ocho cargueros, hasta que no podamos garantizar la carga del buque o que ciertas mercancías de importación llegará a su destino las empresas no consignan barcos», señala. De momento, las pérdidas para la empresa ascienden a 40.000 euros, aunque no es la única que opera en la dársena.

La resaca del parón de los transportistas llega a la dársena mientras plataformas logísticas y supermercados como MercaGranada se sacuden ya el polvo. Julian García, director comercial, asegura que casi la totalidad de las empresas que integran MercaGranada, formada por 110 negocios, ya han recuperado la normalidad. Además, todos los mayoristas de pescado han vuelto a abrir sus módulos después de la parada de los pescadores.