Calendario del embarazo semana a semana: todo lo que ocurre en los nueve meses de gestación

2022-04-20 09:12:51 By : Ms. Sabrina Lin

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El embarazo es uno de los momentos más importantes en la vida de una mujer. Desde el momento de la fecundación del ovulo por parte del espermatozoide hasta el parto se producen una serie de cambios en su cuerpo y en el feto que dan lugar a la formación de un ser humano.

En total, 38 semanas de gestación -40 si se tiene en cuenta la fecha de la última menstruación- en las que se suceden una serie de hitos que vamos a describir paso por paso. 

A la hora de establecer la fecha del parto y ante la imposibilidad en muchas ocasiones de establecer el día concreto en el que se produjo la fecundación, se establece la primera semana de embarazo desde el día en el que comienza la última regla. Por lo tanto, en realidad no es una semana de embarazo, porque el cuerpo de la mujer sigue su ciclo habitual y tiene lugar el sangrado que se produce debido a la descamación del endometrio al no haber sido fecundado el óvulo.

Más información sobre la semana 1 de embarazo aquí 

Después de la menstruación, el organismo de la mujer comienza a prepararse como cada nuevo ciclo para un posible embarazo. Los niveles de estrógenos van aumentando y el endometrio engrosa hasta que tiene lugar la ovulación. Ésta se produce, generalmente, hacia el día 14 del ciclo. Es cuando tienen lugar los llamados días fértiles, que se producen dos días antes y dos después de la liberación del óvulo por parte de los ovarios.

En la semana 3 es cuando comienza realmente el embarazo propiamente. Una vez el óvulo ha sido fecundado, comienza a dividirse en dos de forma sucesiva mientras va desplazándose por las trompas de Falopio. Sigue su camino hacia el útero, donde se producirá la implantación. Cuando llega allí, lo conformarán un total de 32 células. A partir del momento de la fecundación se restablece el número cromosómico y se define el sexo del embrión, que depende de sí el espermatozoide porta un cromosoma X o un cromosoma Y.

En esta semana se produce la implantación, generalmente en el fondo del útero, en la pared anterior o posterior. Se produce gracias a una serie de ramificaciones que hacen que el área de contacto entre madre e hijo sea mayor. El cigoto pasa a denominarse embrión y está formado por dos capas, una que forma el embrión en sí y otra que da lugar a la cavidad que se llenará del líquido en el que se desarrollará el mismo. También comienza a formarse el cordón umbilical, mediante la aparición de las llamadas células blastodérmicas, que permitirán que llegue al embrión los nutrientes y el oxígeno necesarios.

Suele ser una semana en la que la mujer -debido a las hormonas- puede comenzar a notar con más intensidad determinados síntomas propios del embarazo, como las náuseas, las molestias en el pecho, un mayor cansancio y somnolencia. También suele ser la semana en la que se falta la primera regla y la mujer se realiza el test de embarazo. Las células del embrión se han dispuesto en tres capas, mesodermo, ectodermo y endodermo, que dan lugar las diferentes partes de su cuerpo. Su corazón está comenzando a formarse para después dividirse en dos cavidades y comenzar a latir de forma irregular. También se forma el tubo neural, que se convertirá en el futuro sistema nervioso.

El corazón del embrión comienza a latir y se pueden detectar en una ecografía. Tienen una frecuencia aproximadamente de 85 latidos por minuto, aunque se irán acelerando hasta alcanzar los 175 en la semana 10, para después disminuir hasta 130 en el momento del parto. En esta semana, la altura aproximada del embrión es de 4 milímetros, desde la cabeza hasta el final de su columna vertebral, en lo que parece una pequeña cola. Es lo que se llama longitud cranecaudal. Siguen formándose los futuros órganos y aparatos de su organismo.

El cuerpo de la mujer sigue transformándose. Los senos crecen, el útero sigue en expansión y se conforma el tapón mucoso que previene de posibles infecciones. En el embrión, comienzan a desarrollarse el oído interno, las fosas nasales, la laringe, la apertura de la boca, las extremidades superiores e inferiores. También se establece la producción masiva de neuronas en el cerebro, así como la creación de dos hemisferios. También el corazón se divide en dos cavidades: izquierda y derecha.

El corazón del embrión sigue su proceso de formación y empiezan a distinguirse las cuatro cavidades, así como las válvulas. En las extremidades se empiezan a distinguir los surcos que darán lugar a los dedos. También se forman la mandíbula, las encías y los intestinos. Dentro de los pulmones, se forma un tronco bronquial más ancho del que derivan pequeños bronquiolos. Su genética ha determinado su sexo, pero sus órganos sexuales todavía no están visibles. La longitud desde la coronilla a las nalgas es de entre 15-20 milímetros.

El esqueleto del embrión ha comenzado a osificarse y se empiezan a desarrollar las costillas. En una imagen, ya podrían observarse rodillas, tobillos, codos, muñecas y demás articulaciones. Su columna vertebral se vuelve más recta y en su rostro se puede distinguir ya los ojos, párpados. La boca ya comienza a abrirse y el embrión experimenta pequeños espasmos derivados del desarrollo de su sistema nervioso. Aunque no se note, su crecimiento es constante y rápido.

En esta semana, el embrión pasa a denominarse feto y su peso ronda los 3 ó 4 gramos. Siguen formándose sus extremidades, los intestinos se colocan poco a poco en su lugar y determinados órganos como el páncreas, los riñones, el hígado o la tiroides comienzan a funcionar. El cerebro continúa creciendo, se forman los orificios nasales, así como la lengua o los oídos externos, que pueden observarse en una imagen.

Los órganos sexuales del bebé ya se han formado, pero todavía no pueden apreciarse si se realizara una ecografía. El sistema nervioso sigue su proceso de formación y crecen las conexiones neuronales en el cerebro. Su peso en esta semana es de alrededor de 8 gramos y su altura de entre 4 y 6 centímetros. Los huesos siguen mineralizándose y van adquiriendo más consistencia. Los dedos ya están completamente separados y la cabeza está cada vez más erguida. Comienza a diferenciarse la barbilla y el cuello. 

En muchos hospitales -la mayor parte de los públicos-, llevan a cabo en esta semana la primera ecografía del embarazo, aunque si existe algún tipo de riesgo o se ha tenido que realizar un seguimiento especial, ya se ha podido hacer antes. El bebé que mide alrededor de 6 centímetros y pesa unos 14 gramos. En su cabeza, continúa incrementándose el número de neuronas. El feto ya expulsa líquido amniótico a través de la orina. La placenta ya está prácticamente formada, proporcionando al bebé el oxígeno y los nutrientes que necesita.

En esta etapa se da paso al segundo trimestre de embarazo y la mujer se siente con más energía y suelen desaparecer las molestias y náuseas. En el feto están desarrollándose las cuerdas vocales y los ojos cada vez están más cerca. Se están desarrollando sus reflejos y puede ser capaz de chuparse un dedo. Los dedos ya están separados y los intestinos ya se han colocado dentro del abdomen del feto.

En la mujer se produce un aumento de la producción de melanina, lo que provoca la aparición de lunares y manchas de tu cuerpo. También suele manifestarse la llamada “línea alba”, en el abdomen. En el feto, que ya pesa unos 30 gramos y mide aproximadamente 10 centímetros, ha comenzado a aparecer un pelo muy fino que protegerá su piel y que se denomina lanugo, que luego irá desapareciendo. Sus genitales están formados y diferenciados y en el cerebro, las células se multiplican a una velocidad de 5000 células por segundo.

En esta semana el bebé ya puede tener pelo en su cabeza y en sus cejas. En su cuerpo sigue creciendo el lanugo y sus brazos y piernas son cada vez más largas. Cada vez se mueve más, aunque la madre generalmente no lo siente todavía, sobre todo si es el primer embarazo. Los huesos cada vez más fuertes, los ojos están más cerca de la nariz y los órganos siguen funcionando, aunque de forma rudimentaria, porque seguirán formándose hasta el final.

Algunas mujeres comienzan a notar el movimiento del feto en esta semana, aunque otras más tarde. Ya pesa alrededor de 90 gramos y mide entre 10 y 11cm. y ha comenzado a desarrollar su percepción. De hecho, puede notar la luz cuando llega del exterior. Cada vez tiene los músculos faciales más desarrollados y muestra expresiones como mover la boca o fruncir el ceño. Las piernas ya son más largas que los brazos y aparecen las uñas en manos y pies.

El feto sigue creciendo y en su cuerpo comienza a desarrollarse poco a poco el tejido adiposo, aunque no será hasta el tercer trimestre cuando crezca de forma considerable. Poco a poco va preparándose para respirar y su tórax realiza movimientos prácticamente imperceptibles en los que inhala y exhala líquido amniótico. Duerme mucho y cuando está despierto no deja de moverse. Ha adquirido la posición fetal, con las piernas flexionadas por debajo del cordón umbilical. Puede moverse si siente ruidos fuertes.

En esta semana, el feto mide unos 13-15 cm y pesa cerca de 150 gramos. Ya se puede medir la longitud de su fémur, dato que suelen tener en cuenta los médicos para comprobar su correcto desarrollo. En sus dedos ya se pueden ver las huellas dactilares y continúa el proceso de osificación de sus huesos. Puede llegar a tener hipo y cada vez es más capaz de desarrollar gestos faciales, incluidos los bostezos. El corazón sigue madurando al igual que el resto de sus órganos.

En esta semana es un buen momento para comenzar los cursos de preparación al parto, que son muy recomendables para entender todo el proceso que vive la mujer en el embarazo y acudir al parto en las mejores condiciones. En el feto, sigue desarrollándose el sistema nervioso, se multiplican las neuronas que crecen a una velocidad vertiginosa y los genitales ya están completamente formados.

La semana 20 constituye la mitad del embarazo y en muchos hospitales se hace una ecografía en la que se realiza un exhaustivo estudio del feto. Se comprueba el estado de su desarrollo, si existen malformaciones, su longitud, su peso y, generalmente, se revela el sexo del bebé. En la piel se diferencian tres capas, la epidermis, la dermis y la capa subcutánea. Ya mantiene ciclos de vigilia y sueño, aunque no como las que desarrolla a los pocos meses de nacer. Sus sentidos están cada vez más desarrollados y los nervios de su cuerpo se recubren de una sustancia grasa llamada mielina.

A estas alturas, el bebé se mueve de forma manifiesta y la mayor parte de las madres ya pueden sentirlo. El que también siente es él, de hecho ya se mueve cuando percibe la luz, un ruido fuerte -puede llegar a asustarse- y percibe cuando le hablas en un tono tranquilo. Aunque se nutre y respira a través de la placenta, su cuerpo hace ensayos para sus futuras funciones. Además de los leves movimientos de inhalación de su tórax, cuando traga el líquido amniótico, absorbe parte de este líquido en el intestino delgado y lo pasa al intestino grueso.

El bebé continúa estableciendo su patrón de vigilia y sueño, que se parecerá al que tenga una vez nazca. Prosigue su crecimiento, ya mide 27 centímetros de media y pesa 500 gramos y su piel es cada vez más opaca. En los niños, los testículos descienden de la pelvis al escroto y en las niñas, la vagina tiene su forma definitiva y el útero y los ovarios, se han situado en su lugar. Su cuerpo comienza a producir glóbulos blancos para luchar contra infecciones y enfermedades.

El útero de la mujer sigue creciendo y ya se encuentra unos cuatro centímetros por encima de tu ombligo, lo que origina más molestias al desplazarse, sentarse o dormir. En el feto, la grasa bajo la piel sigue creciendo y el lanugo comienza a oscurecerse. Sus ojos ya se han formado prácticamente, aunque no tienen el color que tendrán más adelante. De hecho, mucho son tienen el color definitivo hasta pasado el año de vida.

A estas alturas, el bebé puede medir alrededor de 20 centímetros desde la cabeza al final de la espina dorsal y pesa entre 500 y 600 gramos. Sus pulmones empiezan a producir el surfactante pulmonar, una sustancia que ayuda a los sacos aéreos a inflarse correctamente, lo que le permitirá respirar fuera del útero. El oído interno ya está completamente desarrollado, por eso ya puede distinguir si está boca arriba o boca abajo. Duerme alrededor de 20 horas al día.

El feto ya tiene pestañas y puede abrir y cerrar los ojos. Muestra ya preferencias olfativas, debido principalmente a que las fosas nasales comienzan a abrirse. Sus manos le permiten explorar y tocar todo su cuerpo y el cordón umbilical. A veces tiene hipo, porque traga líquido amniótico. Puede sonreír y a veces lo hace, aunque no se sabe si es un acto reflejo. Si se hace alguna ecografía se comprueba la posición. Si está de nalgas no hay que preocuparse porque todavía tiene espacio para darse la vuelta.

A estas alturas el bebé está cada vez más activo y lo notarás moverse perfectamente, sintiendo en ocasiones que te da alguna patada. También tiene fuerza en la mano y es capaz de coger el cordón umbilical. De aquí, a su nacimiento, triplicará más o menos peso, aumentado la grasa corporal fundamentalmente. El nervio óptico del bebé está ya funcionando de manera que puede distinguir entre luz y oscuridad en su entorno. De hecho, más o menos por esta fecha comienza a parpadear.

La longitud en total del bebé ya es de unos 35 centímetros y el peso oscila entre los 800 gramos y el kilo de peso, porque aún tiene que desarrollar mucha grasa bao su piel. Las posibilidades de que sobreviva en caso de que sea prematuro son cada vez mayores. Los pulmones continúan creciendo y preparándose para funcionar después del parto mediante ejercicios de contracción en los que también participa el diafragma.

En estas semanas es cuando se suele recomendar hacer la ecografía 4 ó 5D. En ella, podrás comprobar cómo está formado su rostro y el resto de su cuerpo, sus expresiones faciales y sus movimientos. El cerebro sigue desarrollándose, aumentando el número de neuronas, lo que le permite ser más perceptivo y consciente de lo que le rodea. Los médicos comprobarán aspectos como la altura uterina, el latido del bebé o su postura en las visitas que realices.

Se van produciendo pequeños hitos en el desarrollo del feto, entre ellos el de ser capaz de regular la temperatura corporal. A estas alturas ya está muy activo, dando patadas y golpes continuamente. Orina medio litro diariamente en el líquido amniótico, que es reemplazado varias veces al día y, en su cuerpo, prosigue la acumulación de grasas. Las glándulas suprarrenales del feto producen sustancias que estimulan la producción de prolactina en el cuerpo de la madre, para favorecer la aparición de la leche.

Las contracciones de Braxton Hicks, que preparan el útero para las contracciones del parto, pueden aparecer en estas semanas. El feto está cambiando mucho físicamente, desaparece el lanugo y la piel, al desarrollarse la capa de grasa, está menos arrugado. Pesa ya cerca de un kilo y medio y su cabeza se va haciendo más grande. Sus ojos también son ahora mucho más activos y se abren y se cierran continuamente. Pueden incluso producir lágrimas.

Las conexiones nerviosas del feto continúan desarrollándose de forma vertiginosa y por eso responde a cada vez más estímulos, como la música. Su color es más rosado, porque la grasa blanca continúa acumulándose bajo la piel. Los pulmones son el único órgano mayor que falta por desarrollarse en su totalidad, de hecho todavía no pueden aún respirar fuera del útero de la madre. Su esqueleto está en pleno crecimiento y sus huesos siguen almacenando calcio, fósforo y hierro.

En estas últimas semanas, el feto va a ganar peso de forma más rápida hasta el parto. El médico generalmente comienza a hacer un seguimiento más continuo para comprobar que todo marcha correctamente. Su cerebro esta prácticamente formado. Su aspecto físico es cada vez más parecido al de un recién nacido. El color sonrosado de su piel se ha consolidado y el pelo sigue creciendo en su cabeza.

La mujer está inmersa ya en las últimas semanas de embarazo. El útero se encuentra a unos 13 centímetros sobre tu ombligo, ejerciendo presión sobre los órganos y causando algunas molestias. El feto puede estar ya colocado para el parto, aunque todavía puede darse la vuelta. Según las investigaciones, el feto ya experimenta la fase REM del sueño, por lo que se cree que puede soñar. Duerme la mayor parte de día, aunque cuando se despierta está muy activo.

Los huesos del bebé ya tienen muy avanzada su fase de mineralización. De hecho, aunque todavía son muy flexibles, ya están prácticamente formados. El cráneo no está formado del todo, pero es necesario para que pueda pasar correctamente a través del canal del parto. Sus medidas han aumentado considerablemente, pues mide alrededor de 45 centímetros y pesa en torno a los 2 kilogramos de peso.

Sigue desapareciendo el lanugo y la llamada vérnix caseosa, una sustancia blanquecina que cubre la piel del feto durante su desarrollo. Ésta es cada vez más lisa gracias a la capa de grasa que se ha formado debajo de ella. Precisamente será esa grasa la que le ayudará a regular su temperatura corporal una vez haya nacido. El único órgano que no ha completado su formación son los pulmones, porque el hígado o los riñones ya tienen un funcionamiento normal. De hecho, ya está prácticamente formado y lo importante es que coja peso.

Comienza la última fase del embarazo y el médico comienza a realizar exploraciones para comprobar el estado de cuello del útero de la mujer. Aunque su desarrollo está prácticamente a punto de llegar a término, todavía si nace en esta semana se considera prematuro. Eso si, si naciera, las posibilidades de sobrevivir son altísimas. Ya tiene una cara redonda como de recién nacido y no para de abrir y cerrar los ojos y mover sus manos y piernas.

Si nace a partir de este momento, se considera ya un embarazo a término. De hecho, el bebé comienza a descender hacia el canal del parto y es posible que se produzca la expulsión del tapón mucoso. De forma natural produce cortisona, para ayudar a los pulmones a respirar aire de forma independiente. A parte de eso, básicamente lo que hace es aumentar de altura y de peso para llegar al momento del nacimiento en las mejores condiciones posibles.

El ritmo de crecimiento del bebé se ralentiza en estas últimas semanas, porque ya en esta semana tiene un peso y una altura idóneas para nacer. La circunferencia del abdomen y la cabeza son prácticamente iguales y no deja de tragar líquido amniótico. Los residuos que está acumulando en los intestinos los evacuará después del parto. Se trata de una sustancia negra y pegajosa que se llama meconio.

Generalmente en esta semana se suele hacer la cesárea si ésta se ha programado. La mujer ya tiene importantes contracciones, aunque todavía no tienen por qué ser las del parto. Aún así, hay que estar atenta porque pueden aparecer en cualquier momento. El bebé puede llegar a medir alrededor de 48-50 centímetros y el peso puede variar hasta un kilo. El cordón umbilical mide unos 53 centímetros de largo y uno de grosor. Al bebé le suele gustar mucho jugar con él.

El embarazo ha llegado a su fin, aunque algunas mujeres pueden llegar a dar a luz en la semana 42. Es importante que la mujer descanse todo que pueda, porque el parto es una experiencia agotadora y hay que intentar llegar en las mejores condiciones. Es posible que al atravesar el canal del parto la cabeza del bebé se deforme un poco, pero será de manera temporal. Después de nacer, todos los bebés pierden peso, aunque luego se recupera pasados unos días.

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