Después de las 5:00 pasado meridiano, a veces 10:00 pm, es que se siente limpio, fresco, calmado. Disfruta, en familia, con su mamá María de los Ángeles y su hija Yoanely, antes de caer en un sueño profundo. Pocas veces dice “¡estoy muerto!”; pero, del agotamiento, ¿quién escapa?

Lo encontré en la reparación del cine Nicaragua , en la ciudad cabecera. Hace dos semanas está ahí, “faja’o”. Faltaban cinco minutos para las 2:00 pm y el joven salió con las manos embarradas de pintura. Cuando estuvieron limpias, encendió un cigarro, corrió dos butacas del amplio salón y soltó un “¡Ya!”. Andaba con el polvillo de cemento en la ropa y en las botas.

El chico de la barriada de La Piñera, que residió hasta su adolescencia en La Habana, estudió para ser profesor de Idioma Inglés. Decidió no continuar en la universidad y pasó dos años de Servicio Militar Activo. Juró por otros tres, tiempo en que se formó como especialista en armamento y luego fue responsable de almacén en un regimiento de artillería.

Yordano arribó a sus 32 este 29 de abril, quizás ande celebrando aún. Empezó a llenar su expediente laboral en el Centro de Carga avileño, como estibador primero y, más tarde, como jefe de brigada. Sin embargo, “rodó” con suerte, hasta llegar a la Empresa Provincial de Abastecimiento y Servicio a la Educación (EPASE ).

“Comencé en la albañilería, como ayudante, por una necesidad económica”, recuerda. Todo lo que conoce, el trabajo en equipo y al frente de una brigada, se lo debe a la EPASE, en especial a la dirección y a su compañero de labor Roelsy Rojas. Hay distancias entre manejar armamento de guerra y subirse en los andamios, levantar vigas, planchas de zinc, encofrar y cargar sacos de cemento.

Con cinco años allí, se autodenomina atraído por el arte de la construcción: “Me gusta ver mi trabajo terminado. Lo veo como un arte, porque puedo hacer casas, arreglar escuelas (el objetivo principal de la Empresa), cines, teatros, plazas… y dejarlas bien bonitas, con todos los detalles. Según algunos ¡esto es lo que hay! y no llegan a sentir lo que significa construir”.

Si bien recibió con alegría los 15 200.00 pesos que cobró en marzo, sabe que para echarse eso al bolsillo hay que “partirse el lomo” en cada objeto de obra. “Todo inicia con un accionar fuerte, ya sea en la demolición, la construcción, las labores de pintura. Después hay que ir al detalle. Dirigir es, al mismo tiempo, controlar el trabajo de uno y el de los demás”. Al rato, añade: “uno tiene que poner su granito de arena, en muchas ocasiones asumo como si fuera ayudante”.

Piensa en la reparación del cine, la culminación de una vivienda en Orlando González, las obras en una escuela de Jagüeyal y en las acciones de remozamiento en la Plaza Mayor General “Máximo Gómez Báez”, por donde desfilarán los avileños, este 1ro. de Mayo.

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¿Tienes casa propia?, cuestiono. “No, tengo un terrenito para empezar e ir guapeando”, reflexiona, agradecido de la convivencia con sus dos hermanos y la mamá. Más que comandar una escuadra de obreros, para personas como él cualquier edificación es un compromiso y una oportunidad para un recién sumado militante del Partido.

“Hay que aguantar ratos debajo del sol. Y el sol abrasa. Sientes cómo se calienta la cabeza, tomas un poco de agua, te secas el sudor y a seguir con la mezcla, cargar bloques, pegar azulejos. Alguien tiene que hacerlo y no hay un manual para eso. Aprendes en la obra”, confiesa, como buscando que las paredes del cine lo confirmen.

La Empresa es para Yordano un hogar, vista desde lo que toca erigir hasta por las competencias de softbol. Y también por la vinculación entre las familias, siempre que se congregan.

Habla de “darse una escapadita”, pasear de noche, comer fuera…, aunque no dudaría que hasta dormido mencione sus obras de turno.

¿Lo más difícil de lo que has hecho?, indago. “La construcción del terreno de golfito, en el Parque de la Ciudad”, revela. ¿Y qué es lo más fácil? “No sé qué responder, cada cosa tiene su complejidad”. Lo único sencillo de esta historia es él: “¡Oye!, todo no gira alrededor de mí. Yo solo he logrado dos grandes cosas en mi vida: tener una familia y un buen trabajo”.

Sigue ahí, trepado en un andamio cuando se precise, cual plataforma sobre la que se sube un triunfador para recibir como trofeo el júbilo de aquellos que conquistaron su sudor.

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